¡Gracias por su visita!

Aquí podrán leer capítulos de "Vicios & Virtudes", guías, frases, fotos y otras publicaciones. Los lunes estará disponible el nuevo video con la homilía del evangelio y la versión en texto. ¡Gracias por su visita!

martes, 23 de noviembre de 2010

UN REY DIFERENTE

Solemnidad de Cristo Rey
21 de noviembre de 2010
Parroquia de Ntra. Sra. de Fátima
San Pedro Garza García, N.L.

 “Cuando estaba ya crucificado…” Así empieza el relato evangélico de esta solemnidad de Cristo Rey. Sin duda, un evangelio desconcertante para hablar de un Rey.


La escena de este día: Cristo, “El Rey de los Judíos”, y dos ladrones. Veo en estos dos ladrones a dos tipos de hombres, dos actitudes, dos corazones que ven a Jesús con ojos muy distintos.

1.   El mal ladrón

Ésta es la primera actitud. Es la de los que se desesperan con Dios, con Jesús. Los que cuestionan cómo actúa Dios, tan apagado, tan débil en la historia de la humanidad. Los que le preguntan a Dios, ante tanta injusticia y violencia, por qué no usa todo su poder divino: “que se salve a sí mismo y que nos salve a nosotros”. Los que se lamentan porque después de 2000 años de cristianismo, sigue habiendo tanta hambre, tanta pobreza, tanta desigualdad, tanta barbarie, tanta inmoralidad, tanta impunidad. Finalmente, es también la actitud de los que lejos de reconocer sus propias culpas, sólo buscan en Jesús quién les libre de sus penas.

2.   El buen ladrón

Según los evangelios apócrifos, se llamaba Dimas. Su actitud es muy diferente. Reconoce su pecado y el castigo merecido. Defiende a Jesús: “Éste nada malo ha hecho”. Y, sobre todo, se da cuenta de que Jesús SÍ ES REY, PERO ES UN REY DIFERENTE.

-      Es un rey que es poderoso cuando parece débil.
-      Es un rey que triunfa cuando parece derrotado.
-      Es un rey que juzga y gobierna cuando perdona.
-      Es un rey que lucha y vence cuando da su paz.
-      Es un rey que vive y da la vida cuando muere.
-      Es un rey que dicta sentencia sobre el mundo cuando le abre sus brazos desde el trono de su cruz.


Sí, Jesús es un rey diferente. No se parece en nada a los reyes de los cuentos. Y menos aún al rey que tal vez quisiéramos que él fuera:

-      Un rey que pusiera todo en orden, ¡ahorita mismo!
-      Un rey que ya nos librara de los criminales, de los violentos, de los estafadores, de los abusivos.
-      Un rey que acabara ya con la pobreza y el hambre en el mundo entero.
-      Un rey que nos quitara, de una vez por todas, esos vicios y miserias que tanto nos pesan.
-      Un rey, en definitiva, que nos bajara de nuestra cruz.

Jesús, en cambio, espera que sólo le digamos, como el buen ladrón: “Acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino”. “Acuérdate de mí…” ¡Qué magnífica oración…! “Acuérdate de mí…” no ahora, no mañana, no en este mundo, sino en Tu Reino. Mientras tanto, danos sólo el consuelo de seguir, sí, crucificados, pero a tu lado. Si vamos a sufrir, que sea muy cerca de Ti, Señor.

Como María, que tampoco te pidió que bajaras de la cruz. Ella también, como el buen ladrón, estuvo crucificada a tu lado, en su corazón, muy cerca de Ti. Que Ella nos enseñe, cuando suframos, a mirar a Jesús y a pedirle, simplemente, que se acuerde de nosotros en Su Reino.