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domingo, 26 de febrero de 2012

EL DON DE LA CULPA


Parroquia y Santuario de Fátima -
Monterrey, N.L.

Domingo I de Cuaresma -
26 de febrero de 2012

¡Arrepiéntanse!

La consigna evangélica del primer domingo de Cuaresma es “¡Arrepiéntanse!”. El arrepentimiento es una actitud esencial de este período litúrgico que nos prepara a la Pascua. Por eso, la Cuaresma se viste de morado, el color penitencial por excelencia.

Arrepentimiento y culpa

Ahora bien, no hay arrepentimiento sin culpa. Nadie puede arrepentirse si antes no se siente culpable. Tristemente, a partir de Freud, parece que la culpa es el peor enemigo de la salud mental. Para Freud, el sentimiento de culpa es el motor de las neurosis. La culpa deriva –según el psicoanálisis clásico– en sentimientos de fracaso y auto-reproche, de vergüenza y auto-destrucción. No faltan psicólogos y psicoanalistas que intentan erradicar del mundo la culpabilidad, como los médicos trabajan por erradicar la viruela, la lepra o la tuberculosis. Yo me pregunto: ¿Es malo sentir culpa? ¿Es patológico el remordimiento? Quien reconoce sus errores y se arrepiente de ellos, ¿es un neurótico?

Remordimiento, culpa y arrepentimiento

El sentimiento de culpa es un tipo de dolor. No es un dolor físico u orgánico, sino psicológico y moral. Pero no es menos intenso. De hecho, puede llegar a ser más molesto y tormentoso que un dolor de muelas. Ahora bien, remordimiento, culpa y arrepentimiento no son lo mismo. En realidad, son momentos o fases de un proceso complejo que involucra nuestra psicología, emotividad, inteligencia y voluntad. Para ser esquemáticos:
  • Reconocimiento: Es la toma de conciencia del mal cometido (examen de conciencia).
  • Remordimiento: Es el dolor psicológico o emocional que normalmente acompaña dicho reconocimiento.
  • Culpa: Es el dolor moral o de la voluntad ante el mal cometido.
  • Arrepentimiento: Es el acto de la voluntad que rechaza el acto cometido y busca el perdón y la enmienda.
Algunas personas piensan que no están arrepentidas porque no sienten remordimiento. No es así. El remordimiento es un fenómeno de naturaleza emotiva. No está sujeto a nuestra voluntad. El arrepentimiento, en cambio, es una decisión de nuestra voluntad. Obviamente, si además hay remordimiento, tanto mejor. El dolor psicológico por una culpa moral equivale al dolor abdominal por una apendicitis. Es una alerta y hay que hacerle caso…

El don de la culpa

En 1998, un criminólogo norteamericano, Gavin de Becker, publicó un libro que ha vendido más de un millón de ejemplares: The Gift Of Fear (El don del miedo). La tesis del libro es que el miedo es un instinto primario ante el peligro. Racionalmente podríamos tardar mucho en advertir un peligro. El miedo, en cambio, como instinto primario, es mucho más ágil. Analizando casos de víctimas de agresiones, violaciones y asesinatos, de Becker observa que quienes le hacen caso al miedo instintivo se libran de peligros reales. Inmediatamente pensé que debía haber un libro que dijera lo mismo sobre el sentimiento instintivo de culpa o remordimiento. Y efectivamente, ya existe. Se llama The Gift of Guilt (El don de la culpa), de Larry Barber. Barber dice que el sentimiento de culpabilidad es un don que Dios nos dio como señal de alarma ante un mal moral. Dios no nos dio el sentimiento de culpabilidad para atormentarnos sino para alertarnos. Ahora bien, a veces ocurre que nuestro sentimiento de culpabilidad no está bien calibrado. Así tenemos tres tipos de personas:
  • Personas laxas: Su conciencia está adormecida. Difícilmente sienten culpa. Esto sucede casi siempre por una deformación voluntaria de la conciencia. 
  • Personas escrupulosas: Tienen una conciencia “hipersensible”, sea por un defecto psicológico, sea por una educación mal orientada.
  • Personas con una conciencia rectamente formada: Tienen una conciencia que funciona bien, con una correcta sensibilidad ante el bien y ante el mal.
Cuaresma: tiempo de arrepentimiento

Jesús dice: “Se ha cumplido el tiempo”. La palabra griega para designar este tiempo es “kairós”, que significa un tiempo especial. La Cuaresma es el tiempo especial del arrepentimiento. Es el tiempo que Dios nos ofrece para que escuchemos de nuevo nuestra conciencia. Si tu conciencia te dice que algo no anda bien, hazle caso. Si tu conciencia te duele de alguna manera, hazle caso. Si tu conciencia te advierte que algo hay que arreglar en tu vida, hazle caso. Recuerda que sentir culpa es un don. Sentir dolor moral es tener viva y sana la conciencia. Hazle caso.

María, refugio de los pecadores.

María jamás sintió culpabilidad. Porque no tuvo culpa alguna. Pero como buena Madre, intuye el dolor que sentimos por las nuestras. Acudamos a Ella con confianza. Como el niño cuando algo le duele, corre a su Madre. Ella se encargará de llevarnos al Médico de nuestras almas, al que sana todas las culpas. De algo podemos estar seguros: Ella no descansará, como no lo haría ninguna mamá, hasta que nos vea curados.

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