EL MÁS IMPORTANTE
23 de septiembre de 2012
Domingo XXV del Tiempo Ordinario
Parroquia de Ntra. Sra. de Fátima
Monterrey, N.L.
Quién es importante
Malcolm Forbes, hijo del fundador de la revista Forbes, hace unos años publicó esta historia real: «Una mujer, con un desteñido vestido de algodón, y su esposo, con un no mejor traje, bajaron del tren en Boston, y caminaron tímidamente, sin tener cita, a la oficina del presidente de la Universidad de Harvard. La secretaria del presidente no tardó en adivinar que esos campesinos no tenían nada que hacer ahí. “Quisiéramos ver al presidente”, dijo suavemente el hombre. “Está ocupado”, barbotó la secretaria. “Esperaremos”, replicó la mujer. Por horas, la secretaria los ignoró, esperando que la pareja finalmente se desanimara y se fuera, pero no lo hizo. Sintiéndose frustrada, la secretaria decidió por fin interrumpir al presidente. “Tal vez si usted conversa con ellos unos minutos, se irán”, le dijo. Él, con una mueca de desagrado, asintió. Con el ceño adusto y paso arrogante, se dirigió hacia la pareja. La mujer le dijo: “Tuvimos un hijo en Harvard, sólo por un año. Se enamoró de esta universidad. Fue feliz aquí. Pero hace un año murió en un accidente. Mi esposo y yo deseamos levantar un memorial en recuerdo de él en alguna parte del campus”. El presidente le respondió ásperamente: “Señora, no podemos poner una estatua por cada alumno de Harvard que fallezca. La universidad parecería un cementerio”. “Oh no”, aclaró la mujer, “no deseamos erigir una estatua. Queremos donar un edificio a Harvard”. El presidente suspiró enfadado, echó una mirada a la pobre vestimenta de la pareja, y exclamó: “¿Un edificio? ¿Tienen idea de cuánto cuesta un edificio? ¡Hemos gastado más de siete millones y medio de dólares en los edificios que ven aquí, en Harvard!”. Por un momento la mujer se quedó en silencio. El presidente por fin sintió alivio. Tal vez ahora podría deshacerse de ellos. La mujer miró a su esposo y le dijo suavemente: “¿Eso es todo lo que cuesta iniciar una universidad? ¿Por qué no iniciamos la nuestra?”. Su esposo asintió. El presidente se sintió de pronto confuso y desconcertado. El Sr. Leland Stanford y su esposa se levantaron y se fueron. Viajaron a Palo Alto, California, donde establecieron la universidad que lleva su apellido, en memoria de un hijo del que Harvard no se interesó». Leland Stanford y su esposa no parecían importantes: ése fue su problema. ¿Y quién es importante?, pregunta el Evangelio de hoy. La respuesta depende de dos criterios contrapuestos: el criterio del mundo y el criterio de Jesús.