Domingo V de Cuaresma - 25 de marzo de 2012
Parroquia de Ntra. Sra. de Fátima - Monterrey,
N.L.
Partir del corazón
Hoy,
mientras celebramos esta Misa, el Papa Benedicto XVI acaba de concluir la gran
Celebración Eucarística que presidió ante más de seiscientas mil personas junto
al Cerro del Cubilete, en León, Gto. ¿El
corazón de su mensaje? Volver al corazón. El Papa nos dijo, en esencia, que el
hombre de hoy y especialmente nosotros, mexicanos, necesitamos purificar,
renovar y fortalecer nuestro corazón.
Un corazón puro
Tomando
el salmo de este Domingo V de Cuaresma, que es el salmo 50, el Papa repetía una
y otra vez la súplica del salmista: “¡Crea en mí, Señor, un corazón puro!”. El Papa sabe que México es un país de
“mucho corazón”. Pero nuestro corazón ha estado muy expuesto a la violencia, al
pecado, al egoísmo. Nuestro corazón necesita purificarse para reencontrar la
esperanza, la alegría y la fortaleza ante cualquier adversidad.
Cómo purificar el corazón
De la
homilía del Santo Padre, extraigo tres vías o caminos para purificar el corazón:
- La humildad de Cristo
- El testimonio de los santos
- El ejemplo de María
La humildad de Cristo
Cuando
unos griegos piden ver a Jesús, Él no responde: “aquí estoy, que vengan”. Su
respuesta, de hecho, no parece tener nada que ver con la petición. Sin embargo,
tiene mucho que ver, nos dice el Papa. Tal vez esos griegos querían verlo por
ser ya un personaje famoso, recién aclamado por la multitud tras su ingreso en
Jerusalén. Jesús no quiere que lo busquemos bajo esa óptica. Su respuesta nos
sitúa en la óptica correcta: “si el grano de trigo cae en tierra y muere, da
mucho fruto”. Jesús tiene parámetros muy distintos de los nuestros: Para
Cristo, humillarse es ser glorificado. Para Cristo, servir es reinar. Para
Cristo, morir es dar fruto. Desde entonces, quien quiera encontrar a Jesús
glorificado, tendrá que buscarlo primero crucificado.
El testimonio de los santos
Por
otra parte, el Papa nos habló de los santos. Ellos vivieron en plenitud el
mensaje de Cristo: muriendo a sí mismos, fueron felices y dieron mucho fruto. El
Papa nos recordó que la alegría es un ingrediente esencial de la santidad. No
hay un corazón puro que no sea alegre. Y un corazón alegre es un corazón
fuerte, capaz de afrontar cualquier dificultad. Pureza, alegría y fortaleza son
tres cualidades que se dan juntas en el corazón. En el fondo, estas tres
cualidades también son expresión del axioma evangélico: “si el grano de trigo
cae en tierra y muere, da mucho fruto”. El axioma vale tanto para el plano
humano como para el sobrenatural. No ha habido invento, descubrimiento, medalla
o trofeo que no venga de las catacumbas de un laboratorio, de un taller, de una
mesa de trabajo o de un gimnasio. No ha habido un corazón puro, un corazón
alegre, un corazón fuerte que no venga de las catacumbas de la oración, de la
fidelidad y del sacrificio personal. Por eso, la imagen del grano de trigo que
cae en tierra y muere para dar fruto es muy realista.
Benedicto XVI
Yo
estoy convencido de que la visita del Papa Benedicto XVI a nuestro país dará
mucho fruto. Precisamente porque ha
estado marcada también por esta ley del morir para dar fruto. El Papa tiene casi 85 años. Hizo un viaje
de catorce horas en avión para llegar a México, con un cambio de horario de
siete horas. Los que han hecho un viaje trasatlántico saben lo que es el “jet
lag”. Mientras celebraba la Misa, era obvio que el Papa está cansado. Pero a la
fatiga y al esfuerzo espiritual, físico y mental se une el desgaste de la crítica
de quienes atacan a la Iglesia católica y a su persona, las más de las veces
sin apenas conocerlo…
Me ha
dado muchísimo gusto, por contraparte, que mucha gente ahora empieza a darse
cuenta de la calidad, de la humildad y de la calidez del Papa Benedicto XVI. Se
le ha comparado tanto con el gran Juan Pablo II, que muchos no se habían dado
la oportunidad de valorarlo por sí mismo: por sus dones y cualidades también
sobresalientes. El Papa no ha venido a Mexico sólo a sembrar semillas de amor y
de esperanza; ha venido a sembrarse él mismo, como grano de trigo que quiere
morir dándose con generosidad para dar fruto. Estoy seguro de que su visita lo
dará, y mucho…
El ejemplo de María
El Papa
dijo que, para superar el mal, no bastan las estrategias humanas. Hace falta poner nuestra esperanza en
Dios, meditando en su Palabra y confiando en el poder del amor, que vence el mal.
¡Cómo nos ayuda el ejemplo de María, que meditaba las palabras y los
acontecimientos humanos y divinos en su corazón! Ella nos ayude, tras la visita del Papa, a ser mejores cristianos
y, ¿por qué no decirlo?, también mejores mexicanos. Ella nos alcance la gracia de ser hombres y mujeres de un corazón
más grande, es decir, de un corazón más puro, más alegre y más fuerte.
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