II Domingo Pascua - 1 de mayo de 2011
Parroquia de Fátima - Monterrey, N.L.
Las llagas del Resucitado
Las llagas de Cristo Resucitado son signo de su identidad: el que había sido crucificado es el mismo que ha resucitado. Al mismo tiempo, el Cuerpo de Cristo Resucitado es diferente. Es un Cuerpo glorioso, que ya no está sujeto a la muerte, ni a las limitaciones de la materia. Pero conserva las llagas…
Toca mis llagas
Cristo aceptó el desafío de Tomás: ¡Aquí están mis llagas…, aquí está la herida de mi costado! ¡Trae acá tu dedo, trae acá tu mano…!
También hoy, Cristo nos pide tocar sus llagas… No para confirmar nuestra fe en Él, sino para confirmar nuestro amor a Él. Él no sólo nos dice: “Si crees en mí, toca mis llagas…”; sino que hoy parece decirnos: “Si me amas, toca mis llagas…” El Cuerpo Místico de Cristo sigue mostrando múltiples llagas. Las llagas de las manos hambrientas y necesitadas de caridad y de justicia. Las llagas de los pies desorientados, que no tienen a dónde ir. Las llagas de los corazones sedientos de amor y comprensión. Las llagas de las manos “llenas” de cosas pero vacías de buenas obras. Las llagas de los pies que corren “libres” pero están encadenados por algún vicio. Las llagas de los corazones “alegres” por el desenfreno pero amargados por la cerrazón y el egoísmo.
Domingo de la Divina Misericordia
Es significativo que la Iglesia celebre, desde hace unos años, la Divina Misericordia en el segundo Domingo de Pascua. Como si quisiera hacernos ver que la Misericordia nunca se ejerce tanto como sobre las llagas del Cuerpo Místico de Cristo. Dios ejerce su misericordia directamente y a través de nosotros.
Juan Pablo II y las llagas de Cristo
Juan Pablo II instituyó la celebración del Domingo de la Divina Misericordia. Precisamente en esta celebración de la Divina Misericordia, el Papa actual quiso hoy beatificar al Papa Juan Pablo II. Juan Pablo II murió en la víspera de esta celebración, el 2 de abril del año 2005. Todo parece “cuadrar” perfectamente en la Providencia de Dios. Juan Pablo II fue un rostro de la misericordia divina. Fue un hombre que se acercó y tocó las llagas de la humanidad en general y de muchísimas personas en lo individual. Tocó las llagas de la necesidad humana más apremiante…: caso de la chica judía y el tren. Tocó las llagas de la guerra, de la violencia y del crimen organizado: caso de la mafia en Agrigento. Y tocó tantas otras llagas…: el pordiosero en Roma…
Conclusión
Juan Pablo II es beato. Beato significa FELIZ. Feliz porque creyó en Cristo. Feliz porque amó a Cristo, acercándose a sus llagas y tocándolas con gran misericordia.
María Santísima nos ayude a imitar su ejemplo y, especialmente, su profunda misericordia hacia todas las personas.
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