¡Gracias por su visita!

Aquí podrán leer capítulos de "Vicios & Virtudes", guías, frases, fotos y otras publicaciones. Los lunes estará disponible el nuevo video con la homilía del evangelio y la versión en texto. ¡Gracias por su visita!

martes, 23 de noviembre de 2010

UN REY DIFERENTE

Solemnidad de Cristo Rey
21 de noviembre de 2010
Parroquia de Ntra. Sra. de Fátima
San Pedro Garza García, N.L.

 “Cuando estaba ya crucificado…” Así empieza el relato evangélico de esta solemnidad de Cristo Rey. Sin duda, un evangelio desconcertante para hablar de un Rey.

sábado, 20 de noviembre de 2010

SI SE MANTIENEN FIRMES

XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario
14 de noviembre de 2010
Parroquia de Ntra. Sra. de Fátima
San Pedro Garza García, N.L.

El domingo pasado hablamos de los “tremendistas apocalípticos”. Su mensaje: “se acerca el fin, y más vale tener un búnker dónde refugiarse”. Hoy hablaremos de los “hedonistas despreocupados”. Su mensaje: “Vive la vida y despreocúpate: no pasa ni pasará nada, ni aquí ni en la otra vida”.

domingo, 14 de noviembre de 2010

ENTREVISTA

Les comparto con mucho gusto esta entrevista sobre el libro “Vicios y virtudes” con la Sra. Guadalupe Venegas, de “Guadalupe Radio”, para un programa que se difunde en Los Ángeles, CA.


Para escuchar, den clic -> AQUI

RESUCITAR

XXXII Domingo del Tiempo Ordinario
7 de noviembre de 2010
Parroquia de Ntra. Sra. de Fátima
San Pedro Garza García, N.L.


La resurrección es el “para qué” definitivo en nuestra vida... Vaclav Havel dijo: “Sin la condición de la muerte no existiría nada parecido al sentido de la vida, y la vida humana no tendría nada de humano”. “Y de la resurrección”, le faltó decir.

La resurrección puede entenderse de tres maneras.
-       La resurrección definitiva.
-       La resurrección “intermedia”.
-       La resurrección antes de la muerte.

1.   Resurrección definitiva

En el libro de los Macabeos (primera lectura): En medio de atroces martirios, los niños macabeos confiaron en resucitar a la vida: “Asesino, tú nos arrancas la vida presente, pero el rey del universo nos resucitará a una vida eterna”. El libro de los macabeos nos enseña dónde poner los ojos cuando sufrimos: ¡en la resurrección!
Stanislaw Grigiel dijo: “la esperanza es como la memoria del futuro”. Debemos recordar que no todo acaba en esta vida; que hay una vida futura, como la llama Jesús en el Evangelio. La resurrección definitiva llegará al final de los tiempos, con tres acontecimientos clave:
-       la segunda venida de Cristo (Parusía),
-       la resurrección de la carne
-       y el juicio final.

Se excluye por completo el concepto de reencarnación. Llama la atención el porcentaje de católicos que, tal vez por ignorancia, creen en la reencarnación. No es el mensaje de la Biblia. Menos aún el de Cristo.


2.   Resurrección “intermedia”

La resurrección “intermedia” no es propiamente una resurrección, sino una subsistencia. Nuestra alma es espiritual, no puede morir. Muere nuestro cuerpo, no nuestra alma. El alma separada de nuestro cuerpo, afronta en el mismo instante de la muerte un primer juicio: el juicio particular. Y, tras ese juicio, el alma separada pasa inmediatamente a gozar de Dios en el cielo, o a purificarse de sus imperfecciones en el purgatorio o a sufrir en el infierno (cf. Catecismo I.C. 1022). Aunque se hallará en un estado “incompleto”, “innatural”, hasta que resucite el cuerpo (la “carne”) en la resurrección definitiva.

3.   Resucitar en esta vida

La Iglesia nos enseña que participamos ya desde ahora de la vida eterna “en Cristo resucitado”.  Aún no de modo pleno, como será en el cielo, pero sí “inicial” –“incoado”–, como en semilla, en germen.
-       Es el “ya, pero todavía no”, de la escatología.

Todos estamos llamados a vivir hoy esta vida nueva en Cristo. “Si habéis resucitado con Cristo –dice san Pablo– buscad las cosas de arriba”.  La Parusía ciertamente llegará. El fin del mundo, ciertamente llegará. El juicio final, ciertamente llegará. Por cierto, el “cuándo” nadie lo sabe, en palabras de Cristo. En cualquier caso, lejos de infundir temor, esta certeza debe darnos esperanza, serenidad, paz. ¿Cómo temer la llegada de quien nos ha amado hasta el extremo?

No entiendo, desde la fe, a quienes se alarman, se inquietan y empiezan a “tomar medidas” –como no sea la oración– ante un “inminente” fin del mundo. Prepárate, sí. Porque no sabes ni el día ni la hora. Ten siempre encendida la luz de tu lámpara (cf. Lc 12, 35), pero recuerda que esa lámpara no es una linterna de baterías de litio de larga duración, recargables, de 6 voltios, sino tu vida de gracia.

Y que María Santísima nos alcance la gracia de “vivir en Cristo resucitado”, en la espera dichosa de que se consume la obra de la redención. Que Ella nos conceda rezar íntimamente en cada Misa las palabras que siguen a la oración del Padrenuestro: “Líbranos, de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo”.

lunes, 1 de noviembre de 2010

EL ÁRBOL DE ZAQUEO.

XXXI Domingo del Tiempo Ordinario
31 de octubre de 2010
Parroquia de Ntra. Sra. de Fátima
San Pedro Garza García, N.L.


Todos hemos necesitado alguna vez un árbol donde subir. De niño, mis hermanos y yo íbamos a la “tiendita”, a unas cuadras de casa. Tenía su emoción: en el trayecto había un perro bravo. Afortunadamente había un árbol…